Andábamos con resaca del día anterior que habíamos participado en el Lagunilla Rock Festival que, a pesar de que conocimos de qué iba aquello una vez llegados a la sierra, nos lo pasamos en grande con nuestra mano derecha Los Tarangallo y con amigos como los Volvone o los Maremoto. Así que amanecimos tarde el sábado para ir a Vitoria y la llegada a la ciudad fue como una especie de goteo entre los miembros del grupo: de uno en uno.
Vitoria está deputamadre (a pesar de que tres de sus cuartas partes están en obras) y el casco viejo huele a asfalto curtido y desgastado. Según llegamos la folla del principiante nos sorprendió: aparcamos en la primera calle que vimos llamada Nueva Fuera; el concierto era en Nueva Dentro así que presagiábamos que la cosa estaba empezando bien. Una vez que nos encontramos tres de los cuatro verdes decidimos ir a ver que se cocía en Txantxiku Taberna. Ranas, sapos y renacuajos se veían por todas las paredes, incluso en el cartel de la entrada uno de los simpáticos batracios nos esperaba con una birra y una canuta en la mano.
Los Rockaina nos dieron la bienvenida, unos apretones de manos bien gordos, cerveza fresca y a rajar como cosacos. Lo cierto es que todo había empezado cosa de unas semanas antes en las que nos intercambiamos los cedes por correos y creo que por ambas partes quedamos encantados con el change. En seguida congeniamos y nos apañamos todo para tirar la noche en el garito de las ranas. Nos contaron que no se celebraba un concierto en esa taberna desde los 80 y que por aquel entonces eran los Cicatriz y los Kortatu los que llenaban la sala. A mi me parecía grandioso que 20 años después se reestrenase el hábito con elcuartoverde y con rockaina, era un halago por casualidad.
Subieron a probar primero los rockaina y aquello sonaba como un cañón. El primer puntazo nos lo encontramos cuando les vimos allí arriba con los instrumentos… no nos lo podíamos creer, usaban exactamente el mismo backline que nosotros: telecaster para el cantante, lag para el guitarra y precision bass para el bajo. Yo siempre había oído eso de que en algún lado del mundo hay un alma gemela, en nuestro caso era un grupo gemelo, con el pelo más suelto pero allí arriba estaban. Nos gustaban los mismos grupos (que si LosEnemigos son los jefes de la barraca, que si los LagartijaNick un grupazo y que si JimmyEatWorld lo mejor que se mastica por América), los mismos estilos, las mismas marcas de instrumentos… la que digo, un puntazo.
Luego cenamos en una hamburguesería por cuenta de la ONG Mugarik Gabe, que nos cuidaron como si de una pieza de porcelana en una tela de araña se tratase y seguido al escenario a darlo todo. Tocamos todo lo que se nos puso en las pelotas, la sala llenita y la gente contenta y bailona. Quizás el momento álgido fue la versión que hicimos de Parabellum donde un grupo de chicas se corearon la letra de la P a la M de Parabellum. No habíamos sudado tanto en nuestra vida encima de un tablao pero gozamos como enanos. Luego el turno de los Rockaina. Aquel sonido era como una pedrada certera: compactos, limpios, compenetrados y una voz muy característica de Ángel. Toques de humor con alguna canción del pop ochentero (Video Killed the Radio Star de los Buggles a la rockaina) y en general mucho rock, a raudales, mucha caña, con letras muy inteligentes como aquella que habla de la plastilina como ser humano y de la religión como arma moldeante, o como el estribillo que más me gusta: Dime qué piensan tus ojos cuando bajas la mirada / qué coño miras? En el suelo no hay ventanas… …Tu tienes corazón chico, quieres un cacho? Muy grandes todos ellos. Sudaron también como locos, hicieron un concierto redondo como un balón de playa.
Terminó todo, y andábamos con resaca del concierto, del día anterior y algunos hasta de la vendimia diaria que habían sufrido y que les quedaba por sufrir el domingo.
Nos lo pasamos como los indios, y volvimos para casa poquito después. Nos prometieron nuestros amigos vitorianos que se vendrían para Logroño en cuanto surgiese la oportunidad, así que esto no acaba aquí. Tenemos rocanrol para un rato largo.
Nos lo pasamos como los indios, y volvimos para casa poquito después. Nos prometieron nuestros amigos vitorianos que se vendrían para Logroño en cuanto surgiese la oportunidad, así que esto no acaba aquí. Tenemos rocanrol para un rato largo.
Salute y ROCKAINA VERDE!